La cumbre de las Naciones Unidas sobre el clima, secuestrada por el cártel de los combustibles fósiles, ha regalado un cheque en blanco a los países ricos y a las grandes petroleras para matar a mil millones de personas y obligar a miles de millones más a abandonar sus hogares entre ahora y el 2100. El llamado resultado "histórico" de la COP 28 no alcanza ni las medidas más básicas necesarias para evitar el colapso de nuestras sociedades y de los sistemas climáticos según el IPCC: eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles y detener todos los nuevos proyectos de gas y petróleo. En vez de cambios reales, la nueva resolución incluye lagunas que permitirán a los contaminadores pintar de verde sus emisiones mediante la captura ficticia de carbono, créditos de carbono inútiles y la reclasificación del metano ("gas natural") como combustible de transición. Para mantenernos por debajo de los 2 °C de calentamiento, no podemos quemar los combustibles fósiles que tenemos en reserva, mucho menos buscar y extraer más. La COP 28 ha dado algunos pasos tímidos y tentativos en la dirección correcta, pero sólo gracias a la sangre y el sudor de las muchas personas que luchan en la primera línea de nuestra crisis climática. La tendencia general de la cumbre a mantener los “negocios como siempre” provocará más retrasos en la toma de medidas climáticas significativas, y nos condenará a perder "la breve ventana de oportunidad que se está cerrando para pretender un futuro habitable y sostenible para todxs".

Los países ricos han manipulado una vez más la Cumbre para avanzar su colonialismo ecocida. Las naciones ricas llevan siglos saqueando los recursos naturales de las más pobres, y han utilizado sus combustibles para emitir mucho más CO2 del que les corresponde. Estas naciones tienen la mayor parte de responsabilidad a en la crisis climática, y por ende tienen la obligación de descarbonizarse primero y más rápido, mientras proporcionan el dinero necesario para que las naciones más pobres se adapten, las cuales ya están siendo azotadas por la creciente crisis climática que ellas no causaron. En vez de tomar este curso, los países ricos están corriendo en la dirección contraria: Estados Unidos, Canadá y sólo otros tres países son responsables de más de la mitad de la expansión prevista de petróleo y gas. Sin embargo, la culpa también la tiene el fracaso de la gobernanza de la ONU, que se debe abordar urgentemente. Incluso si la COP hubiera logrado un compromiso para eliminar progresivamente los combustibles fósiles, no podría aplicarse sin un tratado vinculante y mecanismos de control. Además, la COP debe exigir que se declare cualquier conflicto de intereses, y prohibir que los ejecutivos de empresas fósiles y otros grupos de presión contaminen más estas cumbres.

El Fondo de Pérdidas y Daños podría ser un primer paso importante, pero sin financiamiento adecuado está condenado al fracaso. Las pérdidas y los daños cuestan ya más de 400.000 millones de dólares al año, pero la COP 28 sólo ha prometido 429 millones de dólares de financiamiento inicial, lo que equivale a 0,1% de lo que se necesita sólo para este año. Por el contrario, los gobiernos están utilizando 7 billones de dólares de nuestro dinero cada año para subvencionar combustibles fósiles (a pesar de las 1 de cada 5 muertes -12 millones de personas al año- causadas sólo por la contaminación atmosférica) mientras la industria petrolera se embolsa ganancias obscenas.

Dicho esto, ni siquiera un Fondo de Pérdidas y Daños plenamente financiado podrá arreglar nunca un sistema económico disfuncional que es fundamentalmente defectuoso, que se basa en el crecimiento sin fin, en el consumo excesivo y el extractivismo, y que está garantizando el acelere de la crisis mundial. Los estudios han demostrado que las emisiones de gases con efecto invernadero están fuertemente ligadas con la explotación de recursos y al crecimiento del PIB. No tenemos más remedio que crear un sistema económico que se alinee con los objetivos de una transición justa e igualitaria porque el actual ha fallado, tanto a los humanos como a las otras 10 millones de formas de vida de este planeta. Implantar una economía baja en carbono es más barato que tolerar los costos catastróficos del cambio climático, pero la necesidad de mantener y aumentar los beneficios de unos cuantos impide cualquier avance real. El mercado nunca arreglará lo que el mercado ha creado.

El 1.5°C está muerto, y el 2°C lo estará para el 2050, si no es antes, mientras sigamos por este camino. 2023 fue el año más caluroso jamás registrado; superamos los 2,0 °C por primera vez en la historia, y se pronostica que el 2024 sea aún más caluroso. El actuar de la humanidad inflige un estrés planetario masivo más allá de la quema de combustibles fósiles. 20 de los 35 signos vitales planetarios muestran ahora extremos récord. No podemos confiarle la lucha por toda la vida en la Tierra a los mismos políticos, empresas y mercados que nos forzaron a esta crisis existencial en primer lugar, y que ahora mismo nos están llevando brutalmente al precipicio. Esta desastrosa COP 28 marca el fin de las vagas promesas políticas. Lxs habitantes de la Tierra han descubierto las mentiras. Es hora de escuchar a lxs científicxs. Cientos de ellxs han salido de sus laboratorios a las calles para participar en la desobediencia civil: si queremos evitar condenar tanto a esta generación como a todas las siguientes a los peores impactos de la crisis climática, ha llegado el momento de que todos y todas nos levantemos para mantener los combustibles fósiles bajo tierra. El momento es ahora.

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Formas de unirse

Scientist Rebellion Statement on COP28 - Inglés

Dichiarazione di ribellione degli scienziati sulla COP28 - Italiano

Erklärung der Wissenschaftler-Rebellion zur COP28 – Alemán

Declaração de Rebelião Científica na COP28 - Portugués

Scientist Rebellion Statement om COP28 - Sueco

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